Modelos Líquidos de Negocio
Introducción
El exponencial desarrollo del ecosistema digital, la permanente temporalidad y la aparición de nuevas tecnologías emergentes han provocado un cambio en la relación entre usuarios o clientes y organizaciones, relación que ha pasado a ser, de manera incipiente hoy y plena en el corto futuro, una relación líquida.
Los gustos de la sociedad en general y de nuestros clientes en particular, cambian antes de que se creen hábitos. Lo que antes necesitaba el ser humano, eliminar la incertidumbre, una rutina que le permitiera conocer lo que va a pasar mañana... ha cambiado completamente.
Estamos ávidos de probar cosas nuevas, nos cansamos enseguida de hacer siempre lo mismo.
Este nuevo modelo de relación hace necesarios cambios urgentes en las organizaciones, que deben implementar nuevas maneras de trabajar para responder (o incluso anticiparse) a las exigencias de los usuarios de manera ágil y eficiente, nuevas maneras que provoquen la aparición de una nueva cultura en la organización, y que generen la necesidad de revisar sus obsoletas estructuras organizacionales.
Nacen así los Modelos Líquidos de Negocio, en organizaciones que adaptan sus maneras de trabajar y de pensar para generar soluciones con mayor rapidez, calidad y personalización, desarrollan una nueva cultura como consecuencia de esa adaptación y cambian además el diseño, estructura y funcionamiento de la organización como necesidad ante todo lo anterior.
Características de una relación líquida
Los vínculos entre las organizaciones y sus clientes son frágiles (te quiero ahora, pero no te ilusiones demasiado, no sé mañana), lo que exige por parte de las organizaciones la generación permanente de la mejor experiencia de usuario y una constante satisfacción de sus necesidades en cada uno de los micro-momentos de esa relación.
Esa fragilidad tiene su base en la inmediatez y en el deseo de satisfacer las necesidades propias sin pérdida de tiempo y de ahí que las organizaciones que no trabajen el concepto de “satisfacción en cada micro-momento” estén condenadas a perder.
La relación es siempre momentánea y superficial, con menor compromiso, lo que exige por parte de las organizaciones “demostrar” en cada micro-momento el valor generado para así mantener al usuario en la relación.
Más que relaciones se buscan conexiones, ya que éstas no necesitan implicación ni profundidad. El usuario decide cuándo y cómo conectarse, y siempre puede pulsar la tecla suprimir. La única forma de tener una relación “permanente” es nunca perder la frescura de nuestra Propuesta de Valor. Mejora continua e Iteración son por lo tanto elementos clave en la relación
Organizaciones líquidas para gestionar relaciones líquidas
Las organizaciones líquidas se adaptan a cada situación para triunfar en el actual momento volátil, incierto, complejo y ambiguo.
Son una respuesta de adaptación a la nueva realidad, permitiendo crecer y contraerse con facilidad, tomar decisiones rápidas y aprovechar todo el talento con que se cuenta focalizándose a resultados a corto y a estrategia a medio plazo.
Son estructuras planas, organizadas por proyectos en los que colaboran perfiles profesionales de diferentes disciplinas. Los líderes de los equipos van cambiando en función del proyecto, y son elegidos por sus competencias concretas para cada caso.
Buscan dar respuestas cada vez más rápidas a un mundo que evoluciona a gran velocidad y, en consecuencia, desarrollan una capacidad de adaptación que le permite modificar estructuras y roles de forma flexible para vivir en el cambio permanente.
La colaboración se convierte en un requisito fundamental y la diversidad de los equipos aporta riqueza a los proyectos y contribuye a su éxito. Además, la escucha activa y el feedback constante se convierten en competencias fundamentales en los equipos, que funcionan con plena autonomía. Todo ello junto a una formación continua permite dar respuesta a cada necesidad concreta del usuario en cada micro-momento.
Este tipo de organizaciones están formadas por equipos multidisciplinares que trabajan por proyectos. La manera de trabajar es rápida y transparente: evitan la burocracia que dificulta la toma de decisiones, la comunicación fluye en todos los sentidos, los puestos de trabajo físicos fijos se diluyen y los horarios son más flexibles.
Esto favorece la optimización de costes, la adaptabilidad y la agilidad necesarias para gestionar relaciones líquidas con éxito.
Para llegar a ser una organización líquida es necesario disponer de espacios y entornos de trabajo adecuados que fomenten la colaboración y la co-creación, y de talento que sepa trabajar en equipos, por proyectos, abierto a aprendizaje continuo y capaz de vivir en el cambio. Unos rasgos que permiten, en última instancia, que la organización pueda adaptarse a cada situación y momento de negocio de forma ágil y, por tanto, sobrevivir gracias a una mayor productividad y eficiencia.
Los Modelos Líquidos...
Optimizan estructuras y ahorran costes. Los equipos se hacen y se deshacen según las necesidades de la empresa.
Evolucionan con más facilidad. Tienen la capacidad de adaptarse continuamente a las necesidades del cliente.
Agilizan la toma de decisiones. La forma de trabajar, facilita una toma de decisiones más flexible y rápida.
Fomentan la innovación. Su estructura flexible les permite lanzarse con menos trabas a cualquier innovación.
Facilitan la cooperación entre empleados. Su estructura ayuda a la eliminación de las barreras organizativas